“Cuando tenga la tierra…”

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Definitivamente en los tiempos que corren, como en el último siglo, quien posee una fracción de tierra tiene acceso a mucho más que a un cuadrilátero o un sitio donde se puede realizar alguna construcción, poseer la tierra, tener un terreno donde edificar la casa para construir a partir de ella un hogar, una familia, es tener algo mucho mayor al objeto al que nos referimos.

Con la implementación del Programa Pro.Cre.Ar en Junio de 2012, poseer la tierra se convirtió para algunos en un desafío bastante difícil de afrontar, la posibilidad de la casa propia estaba ahí, al alcance de la mano, pero no había donde edificarla. Este problema se multiplicó a lo largo de todo el país exigiendo de las administraciones provinciales y locales agudizar el ingenio para dar respuesta a todos los que, saliendo sorteados en el Pro.Cre.Ar no tenían terreno para construir.

En Viale, el Municipio en claro acompañamiento a la iniciativa del Gobierno Nacional, se puso al lado de aquellos ciudadanos y entregó en estos casi dos años, 57 lotes para que muchas familias, jóvenes sobre todo, pudiesen ver hecho realidad el sueño de la casa propia. Son 57 las ordenanzas aprobadas que le permiten a cientos de personas de nuestra ciudad mirar con orgullo las paredes que se van alzando, paredes que contendrán toda la vida que dentro de ellas tendrá lugar.

Pero no es sólo la tierra la que se pone al centro de la escena en esta danza de sueños e ilusiones concretadas, un número importante de esos terrenos ya están con construcciones habitadas o en proceso de hacerlo, esto puso en marcha una cadena de trabajo y consumo que repercute directamente en la economía de nuestra ciudad: en la actualidad encontrar un albañil disponible califica casi como una misión imposible. Las empresas constructoras no dan abasto y los corralones y casa de venta de materiales de construcción tienen un movimiento inédito si lo pensamos a la luz de las políticas que arrasaron con la economía de nuestro país, nuestra provincia y nuestra ciudad hace poco más de diez años.

Los miembros de estas familias que hoy orgullosamente observan como la casa va tomando forma, en muchos casos, son los mismos que hace diez, quince o veinte años pagaban alquiler para poder tener una vivienda donde desarrollar su vida, siempre trabajaron y siempre se esforzaron, aún así no se podía. Y ahí radica el punto que a muchos les cuesta entender: hoy existen las condiciones para que cientos de miles personas accedan a derechos básicos como la vivienda, y esas condiciones no las brindan las empresas, ni los particulares, las brinda un Estado que no miró para otro lado mientras tantas familias pagaban durante décadas alquileres que nunca los iban a convertir en propietarios, un Estado que no se desentendió de los que no podían acceder a la tierra para construir, al contrario, estuvo y está presente para garantizar que TODOS puedan avanzar en la realización de metas que hacen mejor la vida.

Tal como lo expresó tan bellamente la cantautora argentina Mercedez Sosa, descubriendo un íntimo deseo de su corazón: Cuando tenga la tierra, la tendrán los que luchan, los maestros, los hacheros, los obreros…”